Nara

El último día que nos quedaba del Japan Rail Pass decidimos usarlo yendo a Nara, ciudad famosa básicamente por sus ciervos. Para llegar cogimos el Shinkansen hasta Kyoto y luego un tren hasta Nara. Es preferible que sea una línea rápida, si no se pierde mucho tiempo. En los horarios, las rápidas creo que son las horas que estan en naranja.

Una vez allí, andamos un rato para llegar al parque de Nara. Es fácil llegar y si preguntais os indicarán. En la estación hay gente que habla inglés en el puesto de información, e incluso tienen mapas en español. Por el camino se van viendo dibujos de ciervos y cosas.

Al llegar, me sorprendió ver que no hacía falta entrar en el parque para ver los ciervos: campaban a sus anchas en las aceras. No todos, pero sí unos cuantos, acechando a la gente que compra comida para ellos, aunque nunca intentaban robarla de los puestos. Imagino que aprendieron a palos a no hacerlo... También acosaban a la gente con comida para carpas, e incluso comían papel. Cualquiera diría que se mueren de hambre.




Algunos ciervos se asustan si intentas tocarles, mayoritariamente los que se quedan dentro del parque, pero muchos están muy acostumbrados a las personas. La verdad es que a mí me gustó mucho, eran muy tranquilos y había muchísimos, hice una de fotos increíble XD Tan solo hay que tener cuidado cuando compreis comida. Los ciervos no son tontos y ya cuando ven gente con carteras y tal se ponen en alerta (lo digo en serio). A la que tengais la comida probablemente os vereis acosados por todos los ciervos que se den cuenta. Y digo que hay que tener cuidado porque si hay un montón de ellos y ven que no les dais comida, es probable que os tiren de la ropa u os muerdan el culo. A un americano estúpido que había por ahí le mordieron de pleno en sus partes bajas, pero ese se lo merecía.

Seguidamente nos pasamos por el templo Todai-ji, que se caracteriza por tener en su interior una estatua de Buda enorme, casi tanto como el propio templo, una imagen bastante impresionante, tambien por ver la gran ornamentación dorada a las espaldas del Gran Buda, algo que cuesta de creer que pudieran hacer hace tanto tiempo. Habia también otras esculturas que les resultaran familiares a quienes hayan leido o visto Gantz. Se encontraba una tienda típica con amuletos de la buena suerte que regentada por monjes.